La piedra de marés, que aún se extrae de varias canteras de Mallorca, es el alma de esta casa de campo, ubicada en un pinar cercano a Llucmajor, que fomenta vivir con el menor uso energético posible.
Pasar tiempo al aire libre se convirtió en una necesidad global después de meses de encierro y restricciones, y este pequeño espacio autoabastecido de 13 metros cuadrados, ubicado en un pinar cerca de Llucmajor, ofrece a quienes se alojan en él la posibilidad de reconectar con la naturaleza.
Noticia publicada en elpais
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