ESMERALDA MARTÍNEZ.
"Solucionar problemas es una cosa que te hace sentir muy bien."
@esme_mys
Pequeña introducción de tu trayectoria profesional y dónde estás ahora
Cuando acabé la carrera estuve trabajando, como todas, en estudios, por aquí por allá, pero al poco entré en la Administración. Estuve cuatro años de arquitecta municipal en el Ayuntamiento de Sant Joan y luego, cuando salí de ahí, estuve dos años y medio en la administración autonómica, en lo que antes era el IVVSA que ahora es el EVHA. La verdad es que fue una formación muy buena, que luego me ha servido muchísimo para el desarrollo de mi carrera profesional, pero acabé cansada de la administración, porque creo que yo no tengo un perfil de funcionaria (que para eso hay que valer y afortunadamente, otras personas sí lo tienen). Cuando salí del IVVSA, ya tenía muy claro que la administración no era para mí y que lo que tenía que hacer era trabajar por mi cuenta y entonces montamos el estudio que ha llegado hasta hoy con distintos nombres, básicamente siempre con las mismas personas. No sé cuántos años, pero muchos años.
¿Y por qué lo de los distintos nombres?
Porque un nombre en realidad es una marca y la marca es cómo tú quieres presentarte ante los demás. La sociedad y tú vais cambiando y en función de cómo eso cambia adaptas tu imagen a eso.
Hasta el punto del cambiar del nombre.
Hasta el punto de cambiar el nombre, sí, sí claro, porque puede llegar un momento en el que no te sientas cómoda con la imagen que proyecta el nombre. También porque vas evolucionando dentro de tu profesión y lo que antes te representaba, llega un momento en el que dices, ¡Ostras esto igual no me representa mucho! De hecho, cuando empezamos nos dedicamos, sobre todo, a la arquitectura y poco a poco empezamos a trabajar el urbanismo, que era lo que realmente a mí me había interesado siempre, todo lo relacionado con la ciudad y con lo social, que es mucho más profundo en el urbanismo que en la arquitectura.
En esa deriva, el nombre parecía que dejaba de encajar. Creo que con el que más identificada me he sentido es con este el último, "EnTReCaLLeS", porque define bastante bien nuestro trabajo y a nosotras: hace referencia a la calle, a la ciudad, a las personas… moverse entre las calles, moverse entre las personas.
El nombre responde a tu desarrollo, tanto personal como profesional, y lo vas ajustando a ello. De hecho, ahora estoy iniciando un proceso de repensar de nuevo mi faceta profesional y trabajar con otra gente, y en el momento en que empiezas a contar con otra gente, pues todo cambia de nuevo, es decir, que cambiaremos de nombre en breve otra vez.
Y respecto a mi trayectoria profesional el gran cambio para mí fue la crisis del 2008, un antes y un después. Creo que la crisis nos tocó profundamente a todas, o a la gran mayoría, yo ahí me quedé prácticamente sin trabajo y en ese momento, piensas, ¡hostia! ¿Ahora qué hacemos? Fue cuando me matriculé en geografía.
Eso te iba a preguntar, ¿cuándo entra la geografía en tu vida?
Pues ahí, en ese momento, pero fue más como una cuestión de desesperación de decir, a ver, no tengo trabajo y se me va a ir la cabeza como me quede aquí dándole vueltas a todo.
Yo siempre había pensado en doctorarme, pero nunca había encontrado una línea de doctorado que me encajara. Cuando ocurrió esto del 2008 pensé que igual era el momento de iniciar el proceso de investigación para una tesis doctoral y empecé a ver qué líneas de investigación podía haber en la Universidad Alicante, porque yo en ese momento tenía mi hijo aun relativamente pequeño y no me podía plantear irme a hacer un doctorado fuera.
Acababa de implantarse el Plan Bolonia y descubrí el Grado de Geografía, que entonces pasó a llamarse como se llama ahora: Geografía y Ordenación del Territorio. Yo jamás había pensado en la geografía, era algo que no tenía nada que ver conmigo. Pero además, casualmente, ese verano me había leído el libro "Urbanalización" de Francesc Muñoz, y me había llamado mucho la atención que lo hubiese escrito un geógrafo ¿qué hace un geógrafo hablando de todas estas cosas tan interesantes? Me resultó muy interesante porque ofrecía una visión del urbanismo muy alejada de la que yo tenía, desde la perspectiva de la arquitectura, nuestra disciplina.
Coincidieron todas esas cosas y pensé ¡pues venga! y empecé geografía. Y la verdad es que eso fue un antes y un después, porque ya no he vuelto a ver el urbanismo de la misma manera, afortunadamente.
Cuando yo me enfrentaba al urbanismo antes, tenía esa sensación de decir, aquí hay algo que se me escapa. Hay una parte del conocimiento que debería de tener y que no tengo. No puedes ordenar el territorio y no saber qué es el territorio. Y si no sabes geografía, no puedes entender el territorio. Tienes que tener ese enfoque, ese interés y esa visión.
A partir de ahí tuve muchísimo más claro que, realmente, a lo que yo me quería dedicar fundamentalmente, era al urbanismo, aunque es cierto que la arquitectura nunca la abandonas. Hay muchas cosas en el urbanismo que dependen de ella, situaciones que se solucionan con proyectos urbanos que en el fondo son arquitectura.
Esa comprensión del territorio, antes estábamos hablando la charla organizó el CTAV sobre las afectaciones de la DANA y empezó con un experto en cuencas, que no era arquitecto, o sea, se reunieron un montón de arquitectos y el primero que habló no era un arquitecto si no experto en territorio, Pero dio una explicación también fantástica de cómo funciona y de los riesgos que hay y de las cosas que creemos que están contempladas y no lo están tanto.
Con el calentamiento global los escenarios han cambiado muchísimo. Cuando esas predicciones se hicieron el clima (que también es geografía) era otro.
Una de las cosas que se hablaba, que no se contemplaban en muchos de esos modelos de predicción, el cambio climático, pero tampoco se contemplaban la posibilidad de que hubiera coches arrastrados que taponaran escorrentías.
Eso es una cosa muy llamativa en las imágenes que estamos viendo estos días. La presencia del coche es brutal, en todas las imágenes el elemento más distorsionador es el coche, que está en todas partes, efectivamente taponando salidas de agua.
El gran problema que tiene el territorio, que eso también se debatió mucho en las charlas de MedCity, es que siempre requiere colaboración de instituciones que muchas veces son incompatibles, que no están preparadas para colaborar, y bueno, este análisis territorial, este planteamiento urbanístico también requiere ese trabajo de buscar consensos y sobre todo cesiones.
Sí, la ordenación del territorio y del urbanismo implican la integralidad en todos sus aspectos y la colaboración interdisciplinaria, distintos profesionales que se encargan de distintos aspectos, que saben de distintas cosas, que tienen que tener la capacidad para colaborar, que eso no es sencillo. Y luego la gobernanza, las distintas administraciones, la sociedad… es una cuestión muy compleja y no hay esa cultura. Hasta ahora no se ha trabajado así y los resultados son los que son.
Sí, la otra cosa también interesante es llegar a hacer que la sociedad entienda cómo es su propio territorio, dónde están las discusiones en las que vive, y en ese sentido tú, aparte de arquitecta, urbanista y geógrafa, ahora mismo eres una "twitterStar". ¿No? Te estás convirtiendo en referente de la divulgación del contexto del territorio.
La divulgación del conocimiento es algo muy importante. También forma parte de mi manera de ser y de entender la vida, siempre desde la horizontalidad. La ordenación del territorio y el urbanismo, o los construyes con la ciudadanía o no tiene sentido, porque las ciudades tienen que ser para la gente que las habita.
Para poder trabajar con la ciudadanía, la ciudadanía tiene que entender y para entender hay que conocer. Sin embargo a penas hacemos el esfuerzo de trasladar nuestro conocimiento a la ciudadanía y eso es un gran hándicap para nuestra profesión. Además, solemos tener una manera de transmitir, un lenguaje, no solo el verbal, el gráfico, el escrito, que no llega a toda la gente. Eso es un gran error.
Ahora, con la DANA, hemos visto como la transmisión del conocimiento y la información son fundamentales. Cuando hablamos en clase, con el alumnado, de la importancia de considerar la geografía en la ordenación del territorio, y hablamos de este tipo de territorios, los denominamos Territorio-Riesgo. El ejemplo más paradigmático de territorio riesgo es Japón por todos los distintos riesgos naturales a los que está sometido. En ese sentido, el Mediterráneo es también un Territorio-Riesgo, sobre todo en cuanto a la inundabilidad, pero también, en cuanto al sismo. Y sin embargo, al contrario de lo que ocurre en Japón, aquí la ciudadanía no tiene esa conciencia, ninguna, cero.
Hay un desconocimiento absoluto y no hay cultura del riesgo ni formación sobre el riesgo. Y ese es, para mí, el punto de partida ¿Por qué? Pues porque con una alerta como la que ha habido, al margen de todas las responsabilidades y de que se hubiera podido gestionar mejor o peor la situación, estoy segura de que no había nadie que no supiera que ese día estábamos en alerta roja. Pero la alerta roja para nosotros no significa nada.
¿Y eso cómo se arregla? Pues se arregla con educación y se arregla con educación desde que los niños entran al cole para que la ciudadanía sepa lo que tiene que hacer en cada momento, como pasa en Japón, y actúe en consecuencia. Eso no es excluyente de todas las demás cosas que se tienen que hacer bien, empezando por la planificación y ocupación de territorio. En un territorio como el nuestro, que la cultura sobre el riesgo no exista es algo inexplicable. Eso, desgraciadamente, da los frutos que acabamos de ver.
Habría que incorporar medidas como los simulacros que tienen otros territorios riesgo que educan a la población de cómo actuar ente una catástrofe y recurrentemente lo recuerdan.
Es, de todas las medidas, probablemente, la más sencilla y la más económica aunque también la que más se tenga que extender en el tiempo porque es un proceso que puede llegar a ser largo.
En nuestro territorio, el riesgo de inundabilidad es un riesgo muy estudiado y muy sabido. Al margen de los estudios recientes, hay un conocimiento histórico del mismo ¿cuántas inundaciones han sufrido ya estos territorios? Cavanilles, en el siglo XVIII, ya hablaba de lo que ahora ha ocurrido en Valencia.
Lo que quiero decir que es que no hay excusa que justifique lo que ahora tenemos encima de la mesa con esta última catástrofe. Es inexplicable que nos pueda llegar a suceder una cosa así. Creo que en ello hay también una responsabilidad colectiva.
Tú que conoces muy bien la geografía del AIicante y el territorio de AIicante, las herramientas que se han ido construyendo estos últimos años, sobre todo a raíz de las inundaciones de los 90, de canalizaciones, de parques inundables… ¿son suficientes?
No, ni siquiera a día de hoy son suficientes, a pesar de que las infraestructuras anti riadas del 97 funcionan muy bien para el centro de nuestra ciudad, aun teniendo en consideración que todas las maneras de hacer avanzan con el conocimiento y el tiempo. Quiero decir que lo que en el 97 parecía la solución adecuada seguramente ahora la proyectaríamos de otra manera. Aun así creo que fue un buen planteamiento y que el centro de la ciudad, afortunadamente, funciona bien gracias a esas obras. Sin embargo, se tomaron una serie de medidas que perjudican a otras zonas, sobre todo estoy pensando en el Barranco de las Ovejas y en el Barrio de San Gabriel.
Una de ellas fue desviar parte de las aguas hacia el Barranco de las Ovejas y, por eso y por otros factores, hay parte de San Gabriel que ahora tiene un riesgo de inundabilidad mayor que el que tenía en 1997.
Por otro lado, creo que este tipo de infraestructuras tan duras, con el paso del tiempo, se revelan insuficientes. Tarde o temprano va a llegar una crecida o una lluvia que no van a poder asumir, así que, sinceramente creo que el camino no es ese. El camino son las Soluciones Basadas en la Naturaleza e intentar corregir, en la medida de lo posible, todas aquellas cosas que hemos hecho mal. Esta es una reflexión que normalmente no se hace.
Cuando ocurren desgracias como la que ha ocurrido ahora mismo, se invierte mucho dinero en reconstruir una serie de infraestructuras y una serie de edificaciones sin que nadie se cuestione si el lugar y la manera han sido las adecuadas. Quizá alguien en algún momento debería decir no: en este lugar no y de esta manera no podemos reconstruir. Pero somos muy cortoplacistas en este sentido.
Un ejemplo podría ser el polígono industrial que ocupa los suelos de parte de la llanura de inundación donde ahora ha desbordado la Rambla del Poyo, en Valencia. Si esos suelos no se hubieran urbanizado la permeabilidad del suelo sería diferente, con una capacidad mucho mayor de asumir inundaciones. Parece que nunca es el momento de cuestionarse esas cosas. Sin embargo, es solo una cuestión económica, y resulta que luego, cuando hay una desgracia como la de ahora, los gastos económicos que asumimos son mucho más elevados, eso sin tener en cuenta el coste irreparable de vidas.
En el caso de Alicante, el plan anti riadas encauzó los barrancos de Juncaret, Lloixa, Orgegia, con unas obras muy duras que impiden la infiltración del agua. Todas estas maneras de actuar habría que revisarlas y corregirlas: renaturalizar, hacer pequeñas infraestructuras como los depósitos de captación, implementar Soluciones Basadas en la Naturaleza.
No lo sé seguro porque no he repasado el mapa pero creo que en Alicante no nos quedan desarrollos pendientes que estén en suelos inundables. Esta es otra cuestión muy importante: estamos planificando con planes generales aprobados en los años 90, es decir redactados a principios de los 80. Funcionamos con un planeamiento de antes de la caída del muro de Berlín hecho para una sociedad que ha desaparecido por completo. Eso quiere decir que se urbanizan suelos que entonces no tenían en consideración el riesgo de inundación porque nuestro PATRICOVA es de 2003 (de 2015 la revisión). Ahí están esos sectores que se han desarrollado a sabiendas de que eso era así.
Creo que en Alicante ya no hay ninguno que esté en esa situación, como los de la playa. Para la revisión y reconsideración de todos los riesgos en la planificación el nuevo Plan General es fundamental.
¿Va bien?
No lo sé, yo confío en que vaya bien Sí veo que existe voluntad real y que se está trabajando. Se hicieron los estudios sectoriales previos y creo que ahora hay intención de sacar una participación ciudadana y, bueno, a ver si ese borrador de plan general estructural puede salir.
Esa es la otra cosa interesante de tu perfil, esta colaboración con Arquitectos Sin Fronteras, con procesos más abiertos, ¿cómo ves la participación ciudadana? ¿Cómo se incorpora? Que siempre hablamos de que es difícil y que casi siempre se hace mal.
La participación ciudadana para mí es fundamental, no creo que las cosas se puedan hacer sin ella. No se pueden hacer las cosas a espaldas de la gente.
Por un lado, las profesionales no tenemos la capacidad de poder saberlo todo. Hay un montón de información que aporta la población, que es quien vive el lugar, indispensable para planificar, para abordar la parte más básica de la planificación, su primer escalón que es el análisis y el diagnóstico.
Por otro lado, si hablamos de la fase de propuesta, es bien sabido que los espacios urbanos que no son bien recibidos por la ciudadanía son espacios urbanos que fracasan. A veces nos creemos que nuestro bagaje técnico ya lo aporta todo, que es más que suficiente, pero no es así. Hay que planificar conjuntamente con la ciudadanía.
Cuando haces una participación ciudadana como hay que hacerla, es decir, desde el respeto, la ciudadanía entiende perfectamente los procesos, entiende perfectamente qué rol juega cada persona. Para eso es indispensable iniciarla muy pronto.
Yo no me he encontrado nunca con que la ciudadanía me cuestione técnicamente. Eso es una leyenda urbana o por lo menos no es mi experiencia. La gente sabe, tiene muy claro de qué puede opinar y muy claro de qué no puede opinar, es decir, respetan perfectamente a los equipos de profesionales. Ahora, ¿qué ocurre muchas veces? Pues que no se cree en la participación ciudadana y en realidad lo que se hace es un paripé. Y claro, la ciudadanía no es tonta, las personas no son tontas, y cuando eso se hace así, pues no funciona. Hay que hacerla creyendo en ella y desde el respeto.
Igualmente, como hablábamos antes, hace falta ese paso previo de formar a la ciudadanía, de que entienda bien, de darle todos los datos para que puedan entender y que, cuando participe, lo haga con un cierto conocimiento. Más cultura de la participación.
El primer paso siempre es la información y por eso es muy importante empezar los procesos participativos muy pronto. Tenemos mucha costumbre y tradición aquí, las pocas veces que hacemos participación ciudadana, de iniciarla en una fase del proyecto ya muy elaborado. Es decir, yo me pongo, hago mi análisis, hago mi diagnóstico, hago mi estudio previo, hago mi básico y cuando ya lo tengo todo montado, entonces lo participo. Claro, eso no tiene ningún sentido porque ahí la ciudadanía ya prácticamente no puede aportar nada. En procesos en los que yo he participado, a veces se plantea ¡pero si no tenemos nada que participar! Claro, por eso este es el momento, vamos a escuchar, vamos a ver qué nos aporta la gente.
Es un proceso largo donde lo primero es informar, hacer que la ciudadanía entienda las herramientas y lenguaje que tú vas a manejar. Si es un proceso que acompaña toda la tramitación de la planificación es muchísimo más sencillo y la gente puede llegar a entenderte perfectamente y a aportar muchas cosas. Si lo que les planteas es que se participe sobre la versión del plan parcial a punto de aprobar, ahí poco va a aportar la ciudadanía y lo normal es que se enfade. Yo de hecho me enfadaría, Si quieres reurbanizar mi calle y lo haces sin preguntarme, bueno, no voy a salir la calle con una pancarta, lo asumiré. Pero si me preguntas cuando ya está el proyecto de ejecución encima de la mesa para la licitación, ostras, pues seguramente me voy a enfadar ¿qué vienes a preguntarme ahora? Porque la participación supone un esfuerzo, un esfuerzo por parte de todas las personas que entran en el proceso, técnicos, políticos, ciudadanía… Inviertes tu tiempo, vas a las reuniones, te esfuerzas, la ciudadanía se esfuerza en entenderte, se esfuerza en aportar. Si eso solo es para que el documento quede bonito, para poner las fotos que has hecho del proceso, hombre...Eso es lo que pasa muchas veces con la participación.
Y tú que has estado en todos los ámbitos, ¿dónde te sientes más útil como arquitecta para la sociedad, en la administración, en la parte privada, en la parte más de la arquitectura objeto, edificio, en la parte más de estudios, del planeamiento?
Pues en todos los lugares. No veo un sitio desde el cual no se pueda aportar para ser útil a la sociedad, solo tienes que tener esa perspectiva. Creo que realmente lo que hace que tú puedas aportar o colaborar o hacer las cosas con la gente, es tener esa visión y querer hacerlo. Da igual si estás en la administración, da igual si estás en Arquitecturas sin Fronteras. Parece que el voluntariado sería como lo más evidente. Pero no es así. En el voluntariado lo que pasa es que echas una mano o colaboras con personas que tienen muy difícil acceder a tus servicios. Si tú no estuvieras ahí esas personas probablemente jamás podrían llegar a que alguien formado les explicara lo que el Plan General tiene planificado para su barrio.
Pero da igual, cuando alguien pide una licencia y estás trabajando en un ayuntamiento, que yo también pasé por ahí, si le atiendes amablemente y le resuelves sus problemas o sus dudas y le ayudas a que pueda hacer bien todo ese proceso eterno, también has ayudado a la ciudadanía. Una vez me preguntaron qué es lo que más valoraba yo de mi trabajo, y lo que yo más valoro es la capacidad de solucionar problemas, me veo como una solucionadora de problemas. Tú vienes con un problema y yo te lo soluciono, o lo intento. Entonces, claro, me da igual si estoy en la administración o en mi despacho y viene una empresa o viene un cliente pequeño o una persona o estoy en Arquitectura Sin Fronteras. Al final, intento echar una mano allí donde estoy. Solucionar problemas. Pero es guay solucionar problemas porque además es una cosa que te hace sentir muy bien.
Es un poco como el modelo médico del médico de cabecera.
Un poco ese concepto como más holístico y que creo que tiene mucho que ver con la parte social que sí tiene nuestra profesión y que a veces olvidamos. Aunque creo que eso está cambiando. Esta parte social se ha tenido siempre muy poco en cuenta. Se te prepara muy bien para que técnicamente estés bien formada, pero sin ninguna sintonía con la sociedad. Como tú vas a tener todas las capacidades, no hace falta prácticamente que escuches a nadie. Eso yo no lo veo así, nunca lo he visto así.