En la antigüedad los arquitectos pretendieron burlar el paso del tiempo emdiante sus sólidas construcciones. Esta quimera se cuestionó a comienzo del siglo XX con la obsolescencia programada de los futuristas: “Las casa durarán menos que nosotros… Cada generacion deberá construir su propia ciudad”. El presente texto explica cómo el tiempo se ha convertido en una mateira activa más en el trabajo del arquitecto contemporáeo.
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